Los músculos del estómago tienen una tarea esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, ya que se encargan de descomponer los alimentos que tomamos. Aunque no es importante solo por esto, pues un reciente estudio demostraba que los movimientos estomacales influyen en la cantidad de medicamento absorbido. En este órgano también se puede producir cáncer de estómago, un tipo tumoral que cuenta con una incidencia anual de cerca de 7.865 casos en España, según la Asociación Española Contra el Cáncer.
Es por este motivo por el que la detección precoz de la enfermedad sirve a los pacientes en un amplio margen, pues el cáncer de estómago tiene una tasa de supervivencia a 5 años del 70% cuando está localizado, y del 32% si el diagnóstico cuando es regional, según apunta la American Cancer Society. Además, el diagnóstico temprano en el cáncer gástrico resulta fundamental, ya que se trata de “una enfermedad fulminante para la que no existe ningún tipo de detección en el mundo”, como asegura el cirujano oncológico de Mayo Clinic, el doctor Travis Grotz, acerca del cáncer de estómago.
Este cáncer, también conocido como cáncer gástrico, puede atacar a cualquier parte de nuestro estómago. Aunque normalmente el tumor suele formarse en la parte principal de este órgano que se conoce como “el cuerpo del estómago”.
Es en esta zona donde se puede producir un crecimiento descontrolado de una de las células, provocando una masa o ulceración. Con la presencia de esta úlcera gástrica se recomienda acudir a un médico para detectar si se trata de una transformación maligna o no.
El doctor Travis Grozt es también el autor de un estudio publicado en la revista Surgery en 2019 que advertía de un aumento de pacientes con cáncer de estómago a temprana edad. En comparación con el que se desarrolla en adultos de mayor edad, este nuevo tipo de aparición temprana se disemina con mayor rapidez.
Además, tiene peor pronóstico y es más resistente a la quimioterapia tradicional que es la que se suele aplicar en estos casos. El propio Grozt comentaba en su investigación que “los pacientes de menor edad se presentan con la enfermedad en un estadio más avanzado” que las personas diagnosticadas con esta enfermedad que son mayores de 65 años.
Y es que, hasta la publicación de este estudio, la edad promedio para el diagnóstico de cáncer de estómago era de 68 años. Sin embargo, la aparición de esta enfermedad a edad temprana se ha duplicado desde 1995, superando ahora el 30% de pacientes diagnosticados con este cáncer. Sumado al hecho de que no existe una detección clara, como apunta Grotz, se ha convertido en una enfermedad que no ‘entiende’ de edades.
Al tratarse ahora de una enfermedad que afecta a un volumen de población mayor, resulta clave atender a los factores de riesgo que pueden incrementar la probabilidad de padecer un cáncer de estómago. Por ejemplo, la cuestión geográfica es uno de ellos, ya que este tumor es más común en regiones de Japón y China que en la zona central y sur del continente asiático.
En este sentido, llama la atención el contraste de España con el número de diagnósticos en el mundo, con casi 600.000 pacientes anuales. Aunque antes se haya apuntado a un incremento en el número de pacientes con esta enfermedad que no superan los 50 años, continúa siendo un cáncer que afecta sobre todo a las personas que comprenden edades entre los 60 y los 89 años. De hecho, la American Cancer Society calcula que alrededor de seis de cada diez personas diagnosticadas con este cáncer tienen 65 años o más.
Dentro de este grupo de edad, también se conoce que es más frecuente en los hombres que en las mujeres. Aun así, hay factores de riesgo que sí se pueden modificar para evitar la aparición de este cáncer gástrico. Una buena alimentación puede reducir la probabilidad de padecer cáncer de estómago. Esto es sinónimo de consumir mucha fruta y vegetales frescos, mientras que se han de evitar las comidas que contienen elevadas cantidades de alimentos ahumados, como el salmón.
Hay otros factores que también se pueden controlar, como es el caso del tabaquismo. El hábito de fumar aumenta el riesgo de cáncer de estómago, en especial aquellos tumores que aparecen en la sección superior de este órgano, cercana al esófago. Se calcula que los fumadores tienen el doble de probabilidades de padecer cáncer de estómago.
Un médico también puede pedir un análisis de sangre para comprobar el número de glóbulos rojos, puesto que si la persona presenta anemia puede ser un claro indicio para identificar un cáncer de estómago. En otros casos, se realiza una endoscopia si existen los suficientes factores de riesgo como para sospechar de la presencia de esta enfermedad. Sin embargo, cuando se trata de un cáncer gástrico difuso hereditario no se puede observar durante la propia endoscopia.
Fuente: https://www.elespanol.com/