Según el National Cancer Institute, las personas con cáncer necesitan más calorías y más proteínas para mantener la energía necesaria que les ayude a combatir los efectos adversos del tratamiento.
“Algunas veces su dieta deberá incluir más leche, queso y huevos. Si tiene problemas para masticar y para pasar los alimentos, puede necesitar añadir salsas y caldos. Podría necesitar comer alimentos con poca fibra, en vez de alimentos ricos en fibra. Un dietista puede ayudarle, si necesita hacer cambios en su dieta”, dice el NIH.
Los tratamientos del cáncer están diseñados para destruir células cancerosas. Pero, estos tratamientos pueden también dañar las células sanas. El daño a las células sanas puede causar efectos secundarios que causen problemas de alimentación. Y de los tipos de problemas de alimentación más comunes están:
A algunas personas les falta el apetito o tienen náuseas por la tensión del cáncer y del tratamiento. Pero, cuando saben qué esperar, a menudo se sienten mejor.
Según el doctor Gabriel Gómez, “mantener una ingesta nutricional balanceada después del diagnóstico puede ayudar a prevenir de manera efectiva la pérdida de peso y de músculo. Mantener, y aún, mejorar el peso, la masa muscular y la fuerza, son indicadores de una adecuada evolución hacia mantener la salud”.
Cuando se enfrenta esta enfermedad, cuidadores y pacientes deben preguntar sin miedo sus dudas al doctor y nutricionista. ¿Cuáles alimentos deben consumirse con menor frecuencia? ¿Cuáles medicamentos son los que pueden ayudar a combatir la pérdida de apetito? Durante el tratamiento, hay muchos medicamentos útiles y otras formas de controlar los problemas de alimentación. Su doctor, su enfermera o el dietista pueden decirle más acerca de los tipos de problemas de alimentación que podría esperar y formas de controlarlos. Si empieza a tener problemas, dígalo al doctor o a la enfermera de inmediato.
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