Pere Roca-Cusachs, físico especializado en mecánica celular, está a la cabeza de un equipo de investigadores del Instituto de Bioingeniería de Catalunya que estudia cómo la dureza anómala de los tejidos fibróticos, como los tumores sólidos, favorece que la enfermedad crezca. A esta influencia mecánica se la llama mecanotransducción celular, y ocurre cuando esa presión física provoca cambios en la expresión de genes y proteínas en la célula que inducen que la enfermedad siga creciendo.
“Una de las posibles formas de detectar un posible tumor de mama es palpando el pecho buscando un nódulo duro. Eso es porque los tumores son más duros que el tejido circundante. Es este endurecimiento el que promueve el crecimiento del tumor”, explica Roca-Cusachs. “Se conoce poco, y es lo que estamos estudiando”.
Los investigadores han descubierto que, cuando un tejido duro presiona a las células próximas, la pared del núcleo de estas células cambia su configuración. Sus poros se hacen más grandes, y el transporte de unas moléculas u otras de un lado a otro del núcleo también cambia.
Junto a su equipo, Roca-Cusachs investiga cómo se produce esa alteración de la pared del núcleo, y sus consecuencias. Sobre todo en la circulación de esas moléculas de fuera adentro del núcleo y viceversa. Este es, según el investigador, el efecto clave que hace que la célula “se contagie” activando genes y engrose el tejido fibroso sumándose a él, dificultando el paso de fármacos y el abordaje de la enfermedad.
Por otro lado, sabiendo cómo ese mecanismo se produce y las moléculas y genes implicados, los investigadores estudian cómo diseñar un fármaco que engañe a las células y evite que se alteren. Lograrlo evitaría ese endurecimiento que dificulta el paso de fármacos, y retrasaría la expansión de tumores sólidos, así como de otras enfermedades fibróticas.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/