¿De dónde viene el cáncer y por qué no ha desaparecido con la evolución?

Una de las enfermedades que más muertes causa en todo el planeta es sin duda el cáncer. Aunque se han producido una gran cantidad de avances científicos, se trata de un patógeno muy difícil de curar que despierta una gran cantidad de interrogantes entre los expertos y se debe observar desde una nueva perspectiva adoptando una visión evolutiva.

El cáncer afecta al conjunto del reino animal pluricelular: está relacionada con la aparición de los metazoos hace más de 500 millones de años. Con la manifestación de estos organismos, se requirió el desarrollo de altos niveles de cooperación entre la gran cantidad de células que lo componen.

Células ‘renegadas’

Pero el cáncer representa una ruptura de esa ayuda pluricelular, unida a la adquisición de adaptaciones que permiten que las células ‘renegadas’ perfeccionen su propio modo de vida. Así, las células malignas comienzan a actuar de forma engañosa y tienen un valor selectivo más alto en comparación con otras que sí son cooperativas.

Por ello, si estas ‘sublevaciones celulares’ no se detienen de forma correcta por los sistemas de defensas del organismo, las células cancerosas aumentan. En caso de que esto ocurra, los recursos se agotan y pueden iniciar la dispersión y llegada a otros órganos, la llamada metástasis. Así, una única célula cancerosa puede generar el tumor y la metástasis más o menos dispersada por el organismo.

Dos hipótesis

Desde el punto de vista evolutivo, existen dos teorías que pueden aclarar la aparición del cáncer y la similitud de sus atributos. Una de ellas es la que explica la enfermedad como una vuelta a las capacidades anteriores de las células, siempre presente en toda célula eucariota y, por tanto, en todo organismo pluricelular.

La segunda se relaciona con un proceso de selección somático dirigido a una evolución convergente, es decir, a la aparición de rasgos análogos. Gracias a ello, se podrían explicar las similitudes observadas a través de la diversidad del cáncer. Aunque todavía hay una pregunta sin respuesta: ¿Por qué la selección natural no ha conseguido que los organismos pluricelulares sean resistentes al cáncer?

Los mecanismos para la supresión del patógeno son numerosos y complejos, ya que cada división puede provocar mutaciones somáticas que cambien los mecanismos genéticos que controlan aspectos como la proliferación celular o la apoptosis, lo que perturba el control de proceso de formación del cáncer.

Segunda mitad de la vida

Además, se trata de una enfermedad que se manifiesta de forma tardía, ya que la mayoría de los casos se presentan en la segunda mitad de la vida. Aunque las mutaciones suelen producirse en células somáticas a lo largo de la vida, existen ejemplos raros sobre hallazgos en variaciones hereditarias. Esas mutaciones congénitas, a veces, son más frecuentes de lo que se esperaría del equilibrio mutación-selección.

El cáncer es un fenómeno regido por procesos evolutivos. Por ello, algunos expertos subrayan que la separación tradicional entre oncología y biología evolutiva debe desaparecer, ya que limita la comprensión de la complejidad de los procesos que finalizan en la manifestación de la enfermedad.

Tema de referencia

Actualmente, el cáncer se muestra como un modelo biológico pertinente para estudiar la evolución de los seres vivos y como un fenómeno para comprender algunas facetas de la ecología de las especies animales. Por ello, la comprensión de las consecuencias ecológicas y evolutivas de las interacciones huésped-tumor se ha vuelto en un tema referente de investigación en ecología y biología evolutiva.

Así, los especialistas apuestan por mejorar la comprensión de estas interacciones y sus consecuencias para predecir y anticipar las consecuencias de las actividades humanas en el funcionamiento de los ecosistemas y en el mantenimiento de la biodiversidad.

Fuente: https://as.com

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