Menos de un 1 % de los casos de cáncer corresponden a población infantil, sin embargo, cuando se presenta tiene dimensiones devastadoras. Según la oncóloga infantil del Hospital Pablo Tobón Uribe, Lina Quiroz Duque, a diferencia del cáncer en adultos en quienes generalmente se trata con una intención paliativa, en el 85 % de los casos en niños la intención es curativa. Además, existe una alta probabilidad de cura, siempre y cuando se detecte en forma temprana y se siga un tratamiento adecuado.
Detectarlo a tiempo
El cáncer en niños es totalmente diferente al de los adultos, no solo en el tipo sino en el pronóstico y la respuesta a los tratamientos. Se sabe que hay algunas enfermedades de base en las que es más común su aparición como el síndrome de Down, el de Turner o la neurofibromatosis, sin embargo, cualquier pequeño puede desarrollar uno y lo más importante es detectarlo pronto para que haya un buen pronóstico de curación.
No obstante, el diagnóstico temprano es difícil, afirma el pediatra y neonatólogo Álvaro Jiménez Patiño, en la medida en que los síntomas son comunes y no se descubre una causa clara asociada, persisten en el tiempo y no disminuyen o desaparecen con el tratamiento. Se debe estar atento a fiebre sin causa identificada; dolor de cabeza recurrente; sangrado por las encías, hemorragias subcutáneas o morados en la piel; palidez, fatiga, anorexia persistente, malestar o disminución de la actividad sin un proceso infeccioso que lo explique.
Los ganglios inflamados, especialmente los del cuello, son comunes en los niños. Sin embargo, si permanecen por más de cuatro semanas, son de crecimiento rápido y mayores a 2,5 cm, no están asociados a una causa infecciosa y no responden a antibióticos se deben realizar estudios para descartar un cáncer.
El dolor en músculos y huesos es motivo de consulta frecuente en pediatría. Si tiene una localización difusa o multifocal, si ocurre en la noche e interrumpe el sueño, si no tiene inflamación asociada y con una intensidad inexplicable también se deben estudiar.
Además, es signo de alarma si el niño pierde las capacidades previamente adquiridas, sean motoras, de leer, escribir, concentrarse o hablar.
La mejor forma de prevenir un cáncer o detectarlo a tiempo es llevar al pequeño desde que nace a los controles, brindarle las vacunas necesarias y enseñarles a seguir estilos de vida saludables: hacer deporte, comer sano, evitar la obesidad, el alcohol, el tabaco y las sustancias psicoactivas. Esto es una inversión a futuro porque según las estadísticas, los niños que han tenido cáncer tienen mayor probabilidad de repetirlo en la adultez.
Afrontarlo en familia.
“Los niños tienen una capacidad impresionante de adaptarse y recuperarse”, afirma la oncóloga infantil Lina Quiroz Duque. “Tienen una tolerancia mucho mayor que los adultos a tratamientos como la quimioterapia y radioterapia, que hoy se manejan con protocolos estrictos que brindan la mayor efectividad con el mínimo daño posible”. Pero fuera de la parte médica, la prioridad es proporcionarle al niño un entorno positivo y sano donde pueda recuperarse y por ello se busca abordar desde todos los frentes y el compromiso del entorno familiar es fundamental, así como el apoyo psicológico y el nutricional, entre otros.
Es también prioritario que la vida del niño continúe. Si bien en las primeras fases de quimioterapia hay que aislarlo porque se queda sin defensas, se le deben proveer alternativas para divertirse, crear, aprender y estar activo. Durante todo el proceso hay que promover las risas, los abrazos y las actividades enriquecedoras para que esa mente que está descubriendo el mundo tenga alimento suficiente, ganas de luchar, curarse y seguir adelante.
La Ley 1388 que habla de “integralidad en el paciente con cáncer” procura que cualquier niño con este diagnóstico o que se sospeche que pueda sufrir de enfermedad oncológica reciba la atención necesaria y a tiempo, en un mismo lugar. Esto incluye abordaje diagnóstico, exámenes que definen el tratamiento a seguir, especialista según cada caso, acceso a medicamentos, psicólogos, soporte a los padres, entre otros.
En Medellín y su área metropolitana hay una red de la que hacen parte diversos hospitales y centros especializados
Fuente: https://www.elcolombiano.com/