La dieta puede prevenir las metástasis en el cáncer de mama

Una investigación realizada con animales, publicada en la revista «Nature», acaba de mostrar que los tumores de mama tienen también sus preferencias culinarias a la hora de propagarse. El estudio ha visto que los animales a los que se les privó de asparagina, un aminoácido, un bloque de proteínas que toma su nombre de los espárragos, el cáncer de mama que ya padecían casi desapareció.

De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el pasado 2017 se diagnosticaron en nuestro país 28.645 nuevos de cáncer de mama, el tumor más común entre las mujeres españolas –y de todo el mundo–. Un tipo de cáncer que, asimismo, supone la primera causa de deceso por cualquier enfermedad oncológica en la población femenina. Una mortalidad –hasta 6.477 decesos en España en 2016– que se explica fundamentalmente por la capacidad de este tumor de invadir otros órganos –las consabidas ‘metástasis’–. Pero, ahora, según este estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), sí. Y para ello, tan solo habría que someter a las pacientes a una dieta que no contuviera el aminoácido asparagina.

Como explica Simon Knott, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Nature», «nuestros hallazgos, si bien alcanzados con un modelo animal, se unen a las cada vez más numerosas evidencias que sugieren que la dieta puede influir en el curso de la enfermedad. Así, y en caso de que nuestros resultados sean confirmados en futuros estudios con células humanas, la limitación de la ingesta de asparagina por las pacientes de cáncer podría ser una estrategia para potenciar las terapias ya disponibles y prevenir la diseminación de los tumores de mama».

Tumores ‘circulantes’

Los aminoácidos son las moléculas que, cual piezas de un puzle, se ‘ensamblan’ para formar las proteínas. Así, los aminoácidos son absolutamente necesarios para la vida de cualquier organismo. Es el caso de la asparagina, que es uno de los 22 aminoácidos codificados en nuestro ADN –es decir, no es un aminoácido ‘esencial’ dado que podemos producirlo nosotros mismos–. Sin embargo, esta asparagina también se encuentra en muchos alimentos, caso de los cereales integrales, las aves de corral, las patatas, el marisco, la ternera, los huevos o las legumbres. No así en las frutas y verduras, cuyo contenido de asparagina es mínimo.

En este contexto, multitud de estudios han demostrado que la inmensa mayoría de células cancerígenas permanecen en el tumor primario para colaborar en su crecimiento. Sin embargo, siempre hay unas cuantas células osadas que se desprenden de este tumor ‘original’ y se cuelan en el torrente sanguíneo para viajar por el cuerpo y colonizar otros órganos, caso del pulmón, el hígado y el cerebro. Y una vez alcanzado su destino, se multiplicarán y formarán nuevos tumores. Pero, en el caso específico del cáncer de mama, ¿qué características presentan estas células tumorales ‘circulantes’ que las diferencian de las que deciden quedarse en el tumor primario?

Para responder a esta pregunta, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– con cáncer de mama triple negativo, esto es, el tipo más agresivo y letal de todos los tumores que se desarrollan en la mama. Y lo que vieron es que la cantidad de ‘asparagina sintetasa’, que no es sino la enzima que utilizan las células para producir asparagina, se encuentra directamente asociada con las metástasis. Concretamente, a mayor cantidad de enzima, mayor es la capacidad del cáncer de mama triple negativo para expandirse por el organismo.

Entonces, ¿es posible que al suprimir esta asparagina sintetasa se reduzcan, o incluso se eviten, las metástasis? Pues para averiguarlo, los autores redujeron la cantidad de enzima de los animales mediante una restricción dietética o con la administración de un fármaco quimioterápico ya aprobado –la ‘L-asparaginasa’–. ¿Y qué pasó? Pues que el número de metástasis se vio reducido de forma muy significativa.

Es más; los autores llevaron a cabo un último experimento en el que alimentaron a los animales con alimentos ricos en asparagina. Y como resultado de esta dieta, el cáncer de mama triple negativo se expandió de manera aún más rápida.

Como indica Gregory J. Hannon, «nuestros hallazgos sugieren que los cambios en la dieta podrán tener un impacto tanto en la manera en que el paciente responde al tratamiento como en las probabilidades de que la enfermedad se expanda por el organismo».

Más allá del cáncer de mama

En definitiva, la limitación de la dieta en la ingesta podría resultar muy útil no solo en el tratamiento de cáncer de mama primario, sino también para prevenir, o reducir, las metástasis. Tal es así que los autores ya han puesto en marcha un ensayo clínico en el que voluntarios sanos están siguiendo una dieta baja en asparagina. ¿El objetivo? Ver si este tipo de alimentación logra, efectivamente, reducir los niveles de asparagina en el organismo. De ser así, el próximo objetivo será repetir el estudio, pero esta vez con pacientes con cáncer de mama.

Sin embargo, es posible que los efectos de la asparagina sean importantes en el tratamiento de otros tipos de cáncer. Como apunta Ravi Thadhani, co-autor de la investigación, «nuestro trabajo podría tener implicaciones no solo en el cáncer de mama, sino en muchos otros tumores metastásicos».

Pero aún hay más. Como concluye Charles Swanton, director clínico de Cancer Research UK, organismo británico dedicado a la investigación del cáncer y responsable de la financiación de este estudio, «el fármaco ‘L-asparaginasa’ se utiliza en el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda (LLA), que es dependiente de la asparagina. Por tanto, es posible que, si bien en un futuro, este fármaco sea reposicionado para ayudar en el tratamiento de las pacientes con cáncer de mama».

Tomado de: http://www.abc.es

Publicaciones relacionadas

Deja un comentario

Solicita una cita