Los casos de cáncer han ido aumentando en los últimos años, alcanzando los 290.175 casos nuevos en 2022, un 1,34% más respecto al año anterior, según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), y se prevé que la cifra siga ascendiendo. El cáncer de próstata es el tumor más común en los varones. Se estima que en nuestro país se diagnostican cada año más de 35.000 nuevos casos, una incidencia superior a la de otros tumores como el cáncer de colon o el cáncer de pulmón. Se considera una enfermedad silenciosa, porque en muchos casos avanza sin presentar síntomas. De hecho, en el 65% de los casos se diagnostica en estadios avanzados.
El mayor factor de riesgo para el cáncer de próstata es la edad, ya que casi dos de cada tres casos se detectan en hombres mayores de 65 años. Pero está ampliamente demostrado que la dieta y los estilos de vida tienen un importante papel en la aparición y en el desarrollo del tumor. Un estudio liderado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII ha demostrado que seguir una dieta poco saludable puede aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de próstata agresivo. “Nuestros resultados indican que evitar hábitos dietéticos poco saludables podría ser la mejor estrategia nutricional para prevenir el cáncer de próstata agresivo”, afirma la autora principal del estudio, la doctora Adela Castelló-Pastor, del ISCIII y del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERESP).
El mencionado trabajo fue realizado por la cohorte española de Investigación Prospectiva Europea en Cáncer y Nutrición, y fue publicado en la revista ‘BJU International’. Se evaluó las dietas de 15.296 hombres reclutados en España entre 1992 y 1996. Entre estos hombres, se identificaron 609 casos de cáncer de próstata durante una mediana de seguimiento de 17 años. Las dietas se clasificaron en occidentales, prudentes y mediterráneas.
El patrón dietético occidental consistía en una ingesta elevada de productos lácteos ricos en grasa, carne procesada, cereales refinados, dulces, bebidas calóricas, comida precocinada y salsas, y una ingesta baja de productos lácteos bajos en grasa y cereales integrales. El patrón dietético prudente se caracterizaba por una elevada ingesta de productos lácteos bajos en grasa, verduras, frutas, cereales integrales y zumos. Y el patrón dietético mediterráneo representaba una ingesta elevada de pescado, verduras, legumbres, patatas cocidas, frutas, aceitunas y aceite vegetal, y una ingesta baja de zumos.
Los investigadores no detectaron ningún efecto sobre el riesgo de cáncer de próstata con los patrones dietéticos prudente y mediterráneo, pero sí se observó un efecto perjudicial con el patrón dietético occidental. Este efecto solo se observó en los tumores agresivos. Los científicos explican que estos alimentos aumentan el desarrollo de la enfermedad al alterar la regulación hormonal. Aumentan el estrés oxidativo, lo que afecta la reparación del daño del ADN y conduce a una inflamación que aumenta la proliferación celular. Además, han descubierto que varios compuestos que están naturalmente presentes o se producen cuando la carne roja u otros productos se cocinan o procesan pueden influir en el riesgo de cáncer de próstata. También señalan el hecho de que estos alimentos occidentales de alta energía contribuyen al exceso de grasa corporal, el factor de riesgo modificable conocido más importante para el cáncer de próstata. La coatura principal del estudio, Marina Pollán, del ISCIII y CIBERESP, añade que “sustituir la ingesta de productos dietéticos de tipo occidental por productos característicos de la dieta mediterránea también podría disminuir el riesgo de otras enfermedades crónicas”.
Fuente: https://www.larazon.es/