El sobrepeso crea el ambiente perfecto para que las células malignas crezcan y proliferen
Pocos piensan en él como factor de riesgo, pero ya es responsable de uno de cada 20 tumores que se detectan al año en España.
Aparentemente, son enfermedades sin ninguna relación; dos grandes problemas de salud pública que, de forma independiente, afectan a la vida de millones de ciudadanos. Pero la obesidad y el cáncer sí tienen, en realidad, mucho que ver. Y el lazo que las ata cada vez es más fuerte.
«Las evidencias que muestran que el sobrepeso es un importante factor de riesgo para el desarrollo de distintos tumores no dejan de crecer», apunta Guadalupe Sabio, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), cuyo grupo estudia las claves de distintas enfermedades asociadas a la obesidad, como el cáncer hepático.
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), hoy en día el exceso de peso ya está implicado en uno de cada 20 tumores que se diagnostican en nuestro país. La relación de la obesidad con los cánceres de mama, colon y recto, endometrio, riñón o páncreas está más que demostrada y hay datos fehacientes que la vinculan a otros tumores, como el de hígado,vesícula biliar, tiroides o algunos cánceres hematológicos. Sin embargo, los especialistas constatan que, en las consultas, la obesidad sigue pasando desapercibida como factor de riesgo del cáncer.
«La gente sí sabe que eleva las posibilidades de sufrir diabetes, hipertensión o problemas cardiovasculares, pero son pocos los que piensan en el cáncer», comenta Albert Goday, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar (Barcelona). «Puede ser porque la evidencia de este riesgo es más reciente, pero es importante que las campañas sanitarias que se hacen para divulgar los peligros que entraña el exceso de peso no omitan la asociación con el cáncer», continúa.
En nuestro país, la obesidad afecta a alrededor del 21% de la población adulta y los casos de sobrepeso se elevan al 39%, según datos del estudio ENPE. Estas cifras, que no han dejado de crecer en las últimas décadas (en 1987, la obesidad no afectaba ni al 8% de la población), impactan directamente en la incidencia del cáncer, que el año pasado afectó por primera vez a 228.482 españoles.
Junto al equipo de Albert Goday, María Grau, especialista en Epidemiología y Genética del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (Barcelona), ha estudiado a fondo hasta qué punto sufrir obesidad incrementa de forma exponencial el riesgo de desarrollar un tumor.
Durante 10 años, estos investigadores hicieron un seguimiento a 54.000 personas de distintos puntos de España con el objetivo de desentrañar el impacto que el sobrepeso ejercía, de forma independiente, sobre distintos problemas de salud. Y sus conclusiones fueron demoledoras.
«Vimos, en primer lugar, que cualquier exceso de peso supone un riesgo para la salud», explica Grau. Pero, además, constataron que la obesidad duplicaba el riesgo de cáncer en hombres y elevaba por 12 esta posibilidad en el caso de las mujeres.
El trabajo no entraba a valorar ni las causas de esta relación ni el porqué de las diferencias entre sexos, pero Ana Belén Crujeiras, que lleva muchos años estudiando las claves moleculares de la relación desde la Unidad de Epigenómica de la Obesidad del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago de Compostela y la red CIBERobn, apunta cuáles son las principales hipótesis que se manejan. «Todavía no se conocen a fondo los mecanismos implicados», pero sí parece que la inflamación crónica que genera la obesidad cumple un papel importante en esta relación. Además, la ciencia también ha descubierto hace relativamente poco tiempo que los adipocitos no son meramente un almacén donde se guarda la grasa, sino un órgano endocrino activo que segrega sustancias, como la leptina, que favorecen la aparición y proliferación de las células tumorales. Por otro lado, añade Crujeiras, también hay evidencias de que el exceso de peso estimula la expresión de determinados genes que también abren el camino al cáncer. En definitiva, la obesidad «crea un microambiente favorable al desarrollo tumoral», un caldo de cultivo perfecto, subraya.
Algunas de las hormonas que segregan los adipocitos, como los estrógenos, impulsan particularmente al cáncer de mama y de endometrio, lo que en gran parte explica por qué la obesidad parece ser especialmente dañina para las mujeres, apunta Guadalupe Sabio.
La localización del sobrepeso también parece ser clave. Así, la obesidad abdominal se relaciona con un incremento del riesgo del cáncer mucho mayor que la acumulación de grasa en otras zonas del cuerpo.
Todavía queda mucho por investigar, pero los científicos están convencidos de que conocer mejor la relación entre la obesidad y los tumores permitirá mejorar las estrategias de prevención del cáncer, optimizar la detección precoz y, también, profundizar en tratamientos más adecuados para la obesidad.
De momento, ya se vislumbra que cada pequeño avance con la báscula da resultado. «En nuestro estudio vimos que una pérdida de peso del 5% se traducía en un descenso del 20% del riesgo de fallecer por cáncer, recuerda Grau. «Cada kilo cuenta».
Tomado de: http://www.sonora.com.gt