Cuando estaba en primaria, Darrell Green perdió a uno de sus amigos por cáncer de hueso. Desde entonces se propuso hacer algo y estudió Medicina en la inglesa Universidad de East Anglia. Ahora ha presentado el resultado de sus investigaciones, en las que da el primer paso para una terapia menos agresiva del osteosarcoma infantil, una enfermedad de mal pronóstico con un tratamiento basado en la quimioterapia y la amputación del hueso enfermo. Para los 52.000 casos anuales detectados sólo hay una supervivencia a cinco años de 42% a nivel mundial, debido a la rapidez de la metástasis de esta clase de enfermedad en edades tempranas.
«Se puede propagar rápidamente a otras partes del cuerpo y es muy difícil de tratar», sostiene Green. «Una cuarta parte de los pacientes ya tiene metástasis cuando son diagnosticados aunque se detecte más adelante como una aparente recaída localizada».
En la investigación, realizada en colaboración con la Universidad de Manchester, identificaron un conductor de la metástasis, el MMP9, un marcador «ya conocido» pero muy resistente por su rapidez de mutación. Luego buscaron la proteína que la regula, la MAPK7, y al inhibirla se logró demorar el crecimiento tumoral en los ensayos con ratones. «Es un hallazgo con potencial para tratar el cáncer óseo metastásico», afirmó Katie Finegan, investigadora de la Universidad de Mánchester y coautora del estudio. «Este trabajo ha descubierto una nueva opción para el osteosarcoma, algo que no hemos tenido en los últimos 40 años, y ya estamos en el proceso de desarrollar nuevos medicamentos contra esa proteína». La poca investigación realizada sobre osteosarcoma obligó a los investigadores a empezar «desde cero» para encontrar células tumorales circulantes y mantenerlas vivas para perfilar su expresión génica. «Eliminamos una vía genética que propaga el cáncer», explicó Green. «Si estos hallazgos son efectivos en ensayos clínicos, sin duda se salvarán vidas y mejorará la calidad del paciente con una terapia mucho más amable».